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RESPETO, DEL LATIN RESPECTUS

Que esto y que lo otro

Realmente, y no me puedo engañar, esto que voy a escribir no son sino divagaciones y conjeturas que me rondan la cabeza. Siempre he sido, fui y soy de la opinión de que hablar con amigos o familia sobre política y religión no es recomendable, ya que son temas propicios a romper comodidad y buen ambiente en las situaciones más inesperadas. Basándome en esto, me propuse no hablar de política ni de religión en este sitio, pues, comprensiblemente, me parece harto innecesario.

Pero estos días me he dicho: pero si es que no hay mucho más de lo que hablar. Es extraño, ¿verdad? Esa sensación me recorre, y eso que muchas noches me duermo escuchando ese programa de radio en el que la gente "habla por hablar", a pesar de que me resulta un tanto triste y lento en muchas ocasiones. ¿Por qué siento eso? Es posible que sea que últimamente no hacemos sino recibir toneladas de información relacionada con un único e innefable tema, porque: (¡sálvese quien pueda!) ya está aquí la pre, post, intra y extra campaña electoral.

Según esto, no es de extrañar que mi mente no sea capaz de generar nuevas ideas y pensamientos. Es terrible, doloroso y cicatero por parte de nuestra (¿?) clase (¿?) política hacía este autor de sumidero. Pero, y versionando a Samuel L. en la maravilla de Tarantino, ..."sabrán que mi nombre es el bro! cuando caiga mi venganza sobre ellos".

Así pues, de aquí a unos días comienza una serie de artículos en los que...bueno, mejor será esperar a verlos.

La Prospe, Febrero del 8

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